lunes, 3 de marzo de 2014

Imprudencia dañó la peregrinación

Cuando todo transcurría en un marco de cumplimiento a lo programado para el sábado de peregrinación en honor de la Virgen del Socavón, sobrevino una tragedia, producto de la imprudencia de gente inconsciente y transgresora de las disposiciones vigentes, se desplomó una pasarela que debía servir sólo para la circulación eventual de personas y no como parte de un palco más para espectar el paso de danzarines y bandas. 

Nadie podía imaginarse una tragedia justamente en una estructura que por tercer año se armó para facilitar a la gente el cruce de una vía que por varios días queda en conflicto por el uso que se le da para facilitar el desplazamiento de miles de danzantes en cumplimiento de su promesa de fe y después en el corso del domingo de carnaval. Todo un ajetreo de magnitud, de alto costo, de mucho perjuicio para la comunidad pero comprensible por los orureños que como anfitriones soportan todas las molestias, incomodidades y hasta el peligro que entraña – como hemos visto – un accidente por imprudencia de la misma gente. 


Es de lamentar que un hecho tan trágico nos dé lecciones de errores cometidos que pueden evitarse si con el tiempo necesario se los previene adecuada y conscientemente, como el caso ocurrido en el que falló el sistema de control para evitar que la gente haga mal uso de una pasarela. 

Lo sucedido mostró además el incumplimiento flagrante a las disposiciones emitidas por las autoridades municipales e inclusive la transgresión a vista de funcionarios de control, policiales o municipales. Bajo la estructura destruida las cámaras de televisión mostraron una enorme cantidad de latas de cerveza, lo que demuestra que la gente irresponsablemente ignora las prohibiciones y quién sabe por esas actitudes se producen accidentes. 

En lo sucedido el saldo es trágico con víctimas fatales, varios heridos y por supuesto dolientes y muchos parientes dolidos por la tragedia, todo a raíz de la indisciplina ciudadana y la falta de autoridad en los responsables de controlar el buen uso de las pasarelas. 

Por lo demás la peregrinación se desarrolló con la muestra devocional de miles de danzantes, una parte que pasó el lugar con anticipación al desastre, otra que después de prolongada espera continuó la peregrinación, aclarándose que el Sábado de Peregrinación no es de festividad, sino un hecho devocional, por lo mismo que se permitió la continuidad del paso de conjuntos que llegaron a postrarse a los pies de la Virgen del Socavón.

La lección es dura y nos muestra que pese a todas las recomendaciones, a todas las ordenanzas regulatorias, reglamentos institucionales, prohibiciones específicas de temporada la inconsciencia, la irresponsabilidad y la indisciplina ciudadana son causantes de los mayores males que afectan el desarrollo de muchas actividades, no sólo en Carnaval, también en otras ocasiones. 

Lo ocurrido debe llamarnos a reflexionar seriamente sobre la necesidad de encarar campañas de concienciación para motivar a las autoridades y a toda la población el respeto a todas las disposiciones, a los derechos de las personas y el cumplimiento estricto de los deberes ciudadanos, bajo alternativas de duras sanciones a los infractores. 

El Sábado de Peregrinación, debe ser un día en el que se evite toda exageración, en el consumo de bebidas, en ciertos atuendos exhibicionistas, el uso inmoderado de espumas y agua, además de aprovechar irregularmente el evento para lanzar ruidosas campañas publicitarias que nada tienen que ver con la motivación devocional y folklórica. Lo que sucedió es una pena que alteró la Peregrinación.

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